18/4/09

"A todos nos han contado una leyenda alguna vez. O una historia cuyo ingrediente más puro es la imaginación... Aquí os dejo una, una disputa entre Ella y Él."

Afuera llovía con pasión mientras se arropaba con los pocos harapos que tapaban su gris y mate piel. Había encontrado como único refugio una pequeña gruta en la superficie de las rocas que componían una montaña que fue incapaz de descifrar en su camino.

De repente, palpitó su corazón, palpitó otra vez después de mucho tiempo. ¿Mucho tiempo? Calculó quince o dieciséis siglos de tortura sin compasiones. Debido a un gran error del pasado, fue condenada a dejar de volar entre las nubes para ser súbdita de las tinieblas.

Así que Él decidió arrancarle el corazón, lo más valioso de ella, la criatura más extraña jamás creada. Lo bañó en hielo, lo fundió con bordes de plata y oro, mientras la ironía inundaba sus labios, y se lo entregó a modo de collar. A su lado, la herida abierta a carne viva que jamás cicatrizó.

- Sin él, morirás lentamente. No lo tendrás dentro de ti pero si no posees corazón, será imposible que te mantengas aferrada a este mundo. – rió Él entre dientes.

Y añadió, tras tirarlo de cualquier modo:

- ¡Ve al exilio, maldita! ¡¿A qué estás esperando?! Lárgate o acabaré contigo sin ser tan piadoso.

Ella nunca respondió. Tan sólo recogió del suelo lo que era suyo a la vez que la sangre embadurnaba el suelo y dejaba caer una lágrima en la prisión que había sido su techo durante su captura y encierro.

Su carga jamás podría ser calmada, ni volvería a sentir el calor del latir en su pecho… O eso le había hecho creer. Era difícil morir; podía tardar días y semanas en expirar su último aliento. Demasiado sufrimiento para cometer tal suicidio, a pesar de dos o tres intentos fallidos. Le había engañado pero, ¿qué esperaba? ¿Realmente había podido confiar alguna vez en su palabra?

Se encogió sobre sí misma perdiendo casi el conocimiento. Los sentimientos volvieron a su alma de un modo excesivamente rápido. Comenzó a temblar y sus ojos se desorbitaban de las cuencas. Tuvo la sensación más triste del mundo… justo cuando apareció Él batiendo sus alas con exhibicionismo.

No hacían falta gestos, ni señas; significaba la guerra a vida o muerte. La causa era que Él poseía el corazón más grande alguna vez conocido, multiplicando sus emociones por infinito. Tan rápido sentía amor, pasional, como odiaba al ser más inocente. Cuando ella dejó de ser fiel a su pensamiento, la desterró. En el fondo, jamás le amó pero el miedo obró.

Sin pararse a pensar, con sus últimas fuerzas, ella le clavó la lanza en su pecho. Su herida empezó a petrificar al igual que su cuerpo. La muerte la abrazaba.

- Lo siento… - susurró Él. Su último deseo.

6/4/09

"Una vez alguien me confesó que lo que más le angustia al ser humano es no saber qué va a ocurrir. Le miré desconcertada, pero hoy años después reflexiono sobre la idea que me transmitió acerca del estado de incertidumbre. ¿Y sabéis qué? Que tenía toda la razón..."

A partir de ese tercio se acabó la lógica de apariencia racional que hasta entonces había configurado tu vida, un hecho que retorció el sentido de la historia y te abandonó a tu suerte, a oscuras. Buscaste, astuto, un culpable. Una razón que pudiese hacerse cargo de todos los sentimientos que te embargaban. Por contra, no lo lograste. Se prolongó la agonía del desconcierto, del no saber hacia qué camino dirigir tu vida porque no existe tal.
Vagaste por mil mares mientras tenías como guía solo a la nada. ¿Durante cuánto tiempo de raíz de eternidad fue tu fiel compañera? ¡Qué pregunta sin respuesta...!


Ansioso de completar tu puzzle en el que no encajaban ni las dos primeras piezas que el azar te había entregado, te arrimabas a cualquier pista que pudiese encauzar tu triste causa. Pedías lo que fuese, desde un amor traicionero que acabase del peor modo que pudiésemos imaginar hasta un hecho tan monótono como apartar el polvo olvidado de una estantería.

Y el afán de controlarlo todo que te perdía más que nada, se convirtió en culpable de tu ceguera pasajera... ¿Un remedio? ¿Una solución? ¿Un chas rápido? Alguien me dice que a día de hoy, aún sigues esperando...

~ Saludos desde este insignificante mundo, el mío...]