24/1/09

"¿Quién no se ha sentido alguna vez prisionero de unas circunstancias o de una historia? Estoy convencida de que muchos de nosotros hemos pensado que seríamos más felices lejos de aquí, sea cuál sea el lugar. Hay personas que estamos hechas para ser libres. Así que, nada de cadenas, por favor...".

Enganchada a viejas pasiones,
se deshace de sus penurias.

Acomoda en su maleta
un par de fotos, un par de historias,
un otoño sin fin, un invierno sin retorno.

Amarrada a un fondo de hielo,
taciturno, helado, moribundo,
y sobre él, el mar que amarga.
La eternidad la agota,
y nada entre olas de hierro y márfil.

Prisionera del tiempo y del espacio,
aguarda en su cárcel, atada,
la que afirman que es su morada.
Pero un día el tiempo murió
y el espacio se acortó.

Cortadas sus cadenas,
los sueños vuelven a ella.
Las ganas de sentir, de emocionarse,
buscan el sendero aún no olvidado.
Todo sabe a libertad.

Y recogió su maleta, casi vacía,
no porque no hubiese lugar para más,
no porque no hubiese nada que agregar,
sino porque se quedó escondido,
encerrado con sus entrañas.

Cogió el primer tren que llegó.
No se fijó en su destino,
ni cómo volvería algún día,
tan siquiera en si lo haría.
Tal vez Londres, tal vez París.

~ Saludos desde este insignificante mundo, el mío...]

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